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¿Qué está pasando en la SGAE? ¿Ha llegado su final? ¿Cómo funciona la Rueda de SGAE? ¿Hay que seguir pagando las licencias? ¿Cómo afectan los escándalos legales a la industria musical?

En las últimas semanas estamos asistiendo a una tormenta perfecta sobre la SGAE. La situación actual en la entidad se ha vuelto insostenible, aunque es difícil saber si por fin llegará la calma tras esta tempestad o, por el contrario, seguirá lloviendo sobre mojado eternamente.

En este post explicamos la posible intervención jurídica a SGAE, cómo funciona La Rueda y el resto de frentes que tienen abiertos  su junta directiva.

La intervención de SGAE por el Ministerio de Cultura

El Ministro de Cultura José Guirao lleva tiempo estudiando una intervención de la SGAE. Esta posibilidad proviene del incumplimiento por parte de la entidad de gestión colectiva de adaptar sus estatutos a la actual redacción del artículo 159 de la Ley de Propiedad Intelectual. La reforma de los estatutos fue requerida por el Ministerio de Cultura y supondría un limite para posibles abusos y fraudes como el de «La Rueda». En la asamblea de socios hubo mayoría de votos a favor de la reforma, pero no la suficiente para alcanzar los dos tercios necesarios. La actual junta directiva no ha sido capaz de proponer medidas creíbles para equilibrar el reparto de recaudación proveniente de las televisiones e implantar un sistema de votación verdaderamente participativo.

Esta precaria movilización y representatividad ha enojado todavía más a la base social de la entidad. El hartazgo se ha visibilizado recientemente a través de un comunicado firmado por grupo de 50 autores y editoriales independientes con sobrada credibilidad en el que solicitan al Ministerio de Cultura que actúe de manera inmediata para:

  • instar judicialmente la intervención de SGAE,
  • cesar al presidente y a la junda directiva actual y
  • revertir el reparto de derechos por la recaudación en TV de la segunda mitad de 2018.

En dicho manifiesto ponen su firma creadores tan relevantes como Pedro Almodóvar, Kiko Veneno, Isabel Coixet, Coque Malla, Amparo Sánchez de Amparanoia, Jorge Martínez «Ilegales», Nacho Vegas, Miguel Ríos o Josele Santiago.

El Ministro de Justicia ha anunciado que su solicitud al juez para la intervención de SGAE va a depender de la voluntad real de la entidad para adoptar en sus estatutos tres reformas principales:

  • Adaptar los estatutos a la redacción actual del artículo 159 de la Ley de Propiedad Intelectual, para respetar el laudo de la OMPI la recaudación no puede ser superior al 20% en el caso de las televisiones por música en horario nocturno;
  • Modificar el sistema de reparto de la recaudación;
  • Habilitación del voto electrónico.

La tensión es máxima, y están muy cercanas las amenazas de esa intervención por parte de Cultura, o también la de una escisión parcial hacia una entidad de gestión alternativa. Todo ello sin contar con la competencia que ya permite la normativa española por parte de operadores de gestión independientes. Pero es que la agenda en SGAE está llena de escándalos e incidentes. Continuemos con el repaso.

¿Qué implicaría la intervención de SGAE?

Sobre la posible intervención de la entidad, el Ministro de Justicia contempla dos posibilidades. La primera sería una intervención judicial para cuestiones puntuales, como sería la reforma de los estatutos y la habilitación de un sistema real de voto electrónico. El problema de esta opción es que los cambios serían lentos.

Pero Guirao ha declarado que pueden llegar a tener que adoptar una «medida más traumática». Ésta sería la retirada de la licencia autorización como entidad de gestión colectiva, o sea, inducirla al coma. En efecto, el artículo 149 de la Ley de Propiedad Intelectual contempla la revocación de la autorización por el Ministerio de Cultura si la entidad de gestión incumpliera gravemente las obligaciones establecidas por la Ley de Propiedad Intelectual.

Para retirar la licencia o autorización a SGAE es requisito el previo apercibimiento del Ministerio de Cultura, que fijará un plazo no inferior a tres meses para la subsanación o corrección de los hechos señalados. Y este apercibimiento ya ha sucedido… Las consecuencias legales de esta intervención de SGAE mediante la retirada de la autorización serían la suspensión de su capacidad como entidad de gestión para autorizar el uso de obras de su repertorio (conciertos, TV, radios, bares,…).

La SGAE denuncia a sus socios

La junta directiva y la presidencia del gaitero Hevia ha subido la apuesta denunciando ante la Fiscalía de Delitos Económicos de Madrid a varias editoriales musicales relacionadas con Alejandro Sanz, Joaquín Sabina, Pau Donés y otros autores socios de la entidad. La denuncia se fundamenta en posibles irregularidades tributarias al canalizar el cobro de derechos de autor a través de sociedades mercantiles.

En un artículo anterior explicábamos los límites en el uso de sociedades por parte de músicos y autores para el desarrollo de su actividad artística. Es una práctica legítima y legal en gran parte de los casos. Por tanto, entendemos que esta denuncia es un clavo ardiendo y un movimiento a la desesperada para generar confusión y dilación en todo el proceso actual de reforma de estatutos (o de resistencia interna al cambio). Además, estas prácticas han sido aceptadas durante muchos años por la propia SGAE.

Un artista o autor puede crear una sociedad mercantil para desarrollar sus actividades, pero dicha empresa debe tener una actividad económica real, con recursos materiales y humanos suficientes para su objeto social (oficinas, activos, trabajadores, etc…). Esto se ve claro si un músico pone en marcha un sello propio para promover a otros artistas y/o controlar su propia música. También si una banda constituye una SL a través de la cual organiza sus conciertos y canaliza la contratación de personal artístico, técnico y gastos de producción. En la edición musical la actividad puede desarrollarse con recursos mínimos, pero no por ello debe descartarse automáticamente que el artista sea su propio editor a través de una empresa creada por él mismo o en asociación con otras entidades de publishing.

El escándalo de la Rueda

«La Rueda» ya ha alcanzado la categoría de clásico y va camino de convertirse en el mayor hit de siempre para SGAE. Este escándalo está de fondo en las luchas internas de la entidad que la están llevando a la situación actual. Expliquemos brevemente qué es «La Rueda de SGAE» (intentaremos no usar lenguaje técnico-jurídico):

Con la caída de las ventas de música grabada (CDs) desde el inicio del siglo XXI las televisiones se convierten en una fuente principal de ingresos para SGAE, sus autores y sus editores. En el sistema de «La Rueda», existe una grupo de autores que se dedica a crear y grabar obras de escasa originalidad (muchas veces son obras de dominio público con leves arreglos) por encargo de unas personas que posteriormente registran esas canciones a su nombre y tienen acuerdos para que suenen en horario de madrugada en las televisiones.

La recaudación generada por la comunicación pública de esas canciones en los programas nocturnos en televisión va a parar a quien figura como autor. Hasta aquí la cosa no tendría excesivo problema si no fuera por unos pequeños «detalles«:

  • Los sistemas de recaudación y reparto de los ingresos provenientes está claramente desnaturalizados en SGAE, pues en algunos años la música nocturna ha computado hasta un 70% respecto a la recaudación total de televisiones, todo ello a pesar que la audiencia que podría haber estado escuchando esas canciones no llega al 1%. La reforma de estatutos de SGAE que debe ser aprobada para evitar la intervención del Ministerio de Cultura limitaría esos ingresos de música nocturna a un máximo del 20%.
  • Las canciones de»La Rueda» registradas consisten en ligeros arreglos sobre obras de dominio público, o bien canciones nuevas de escasísima creatividad. Por otro lado, en los programas esa música de fondo apenas se oye, pero sí computa a efectos de reparto debido a unos criterios planos que sólo miden tiempo de uso sobre la emisión.
  • Se trata de un sistema organizado para disimular las recaudaciones distribuyendo titularidades en muchas personas, y también confabulado con trabajadores en televisiones que se ocupan de que suene esa música.

La tragedia de este sistema de»La Rueda» es todavía mayor, pues el fraude ha sido posible gracias a que en España la música ha desaparecido de la televisión. Sin embargo, en los espacios de madrugada sí que está sonando continuamente música, aunque sea como acompañamiento a las sabias palabras de un tarotista. Proporcionalmente, el tiempo que suena música cuando nadie ve la tele es muy superior al de los horarios en los que hay público. La imputación de ingresos tiene el criterio principal de tiempo, no de audiencia ni de impacto.

Es fácil entender entonces que estos autores de «La Rueda», que consiguen que sus canciones estén sonando proporcionalmente mucho más tiempo, sean quiénes más perciben en el reparto de los derechos de radiodifusión. Antón Reixa (ex presidente de SGAE) denunció que sólo 11 autores habrían sido capaces de recaudar hasta 25 millones de euros en 5 años.

Para que la rueda gire lubricada sólo hay que añadir a la fórmula un repertorio muy amplio (se registran obras de escasa creatividad como churros y/o meten pequeños arreglos a obras antiguas en dominio público) y repartir la autoría entre muchos titulares de derechos (mediante una red de familiares y testaferros).

Pero, ¿cómo es posible que las televisiones permitan semejante abuso?  Hemos dicho que en nuestros días una de las fuentes recaudatorias principales son los derechos de radiodifusión. Esto significa que las televisiones son los grandes clientes de SGAE. Algunos empleados de televisiones están implicados en la trama porque participan en sociedades editoras que adquieren un porcentaje sobre los derechos de canciones de autores de «La Rueda»; a esas personas les llegará por tanto parte de la recaudación de la música nocturna y son los que facilitan que los programas hagan sonar las obras.

Aquí es donde hace dos años que ya está interviniendo la policía y la Justicia, pero la solución al problema está lejos. Hay muchos interesados en imitar al bueno de Lennon y simplemente cantar:

I’m just sittin’ here
Watchin’ the wheels go round and round
I really love to watch them roll

Al margen de consideraciones jurídicas, y como celebración del mirlo blanco que ha sido La Hora Musa, y que está siendo Un País para Escucharlo, queremos insistir en la idea de que «La Rueda» no habría existido nunca si la música estuviera dignamente presente (principal en programas musicales, de fondo) en la televisión de nuestro país.

Crear una entidad alternativa a SGAE

Son muchas las ocasiones en las que músicos y autores influyentes han hablado de la posibilidad de retirar sus repertorios de SGAE y de crear una sociedad de gestión colectiva alternativa. Cuando estalló el escándalo de La Rueda varios artistas como Leiva, Carlos Tarque de M-Clan, El Drogas, Fito Cabrales, Quique González, Iván Ferrerio, Zahara, Jairo Zavala “Depedro” o Rayden (entre otros), expresaban su condena a esa trama corrupta y proponían crear una nueva SGAE.

También en el último proceso electoral de SGAE surgió la posibilidad real de una escisión ante el escándalo del voto electrónico. La negativa de SGAE de habilitar ese sistema de votación para facilitar la mayor participación de socios supuso la retirada de algunas candidaturas con muchas posibilidades de obtener la victoria bajo una plataforma de autores en la que se encontraban Kiko Veneno, Rosa León, Jorge Martínez (Ilegales), Jota (Los Planetas) y Álvaro Urquijo (Los Secretos), entre otros.

Si la regeneración de SGAE no llega, la escisión de una importante bolsa de autores y constitución de una nueva sociedad de gestión es un escenario muy probable. Cada vez es más clara la viabilidad de una nueva entidad realmente controlada por los autores y editores profesionales, debido a los problemas crónicos de SGAE que estamos analizando en este artículo y que han provocado un debilitamiento del antiguo régimen.

Amenaza de expulsión de SGAE por parte de CISAC

Una entidad de gestión como SGAE sólo puede funcionar si está integrada en un sistema internacional. SGAE es miembro de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (CISAC) gracias a lo cual puede gestionar el repertorio de autores extranjeros y también recaudar en otros países los derechos de autores españoles.

CISAC ha abierto un proceso sancionador contra SGAE por no cumplir su reglamento, en gran parte debido al escándalo de La Rueda. Este proceso puede acarrear sanciones e incluso la expulsión del organismo internacional, una situación tan grave que no podemos ser capaces de evaluar sus verdaderas consecuencias.

Conclusión de la comisión deontológica de la SGAE: conflicto de intereses de la junta directiva

La comisión deontológica de la SGAE ha acusado a varios miembros de la junta directiva actual de tener conflicto de intereses respecto a sus cargos por estar percibiendo ingresos de las televisiones, siendo esta una cuestión central en la administración de la entidad debido al escándalo de La Rueda, como acabamos de ver. El diario El Mundo publicaba una noticia en la que se indicaba que Hevia habría cobrado casi dos millones de euros con origen en televisiones durante los últimos diez años, lo que podría suponer un 94% de sus ingresos.

Pues bien, el presidente Jose Ángel Hevia y otros directivos han impugnado esa resolución alegando deficiencias formales en su constitución. Cuanto menos, se trata de una mala noticia sobre la transparencia y normal funcionamiento de la entidad.

El abogado de SGAE es acusado de plagio en su libro

Por si no fueran suficientes los problemas respecto a la Rueda, la intervención ministerial y las guerras internas, surge otro escándalo que, si bien carece de relevancia respecto al funcionamiento de la entidad, tiene un enorme simbolismo.

Pedro Letai es abogado y responsable de Relaciones Internacionales de SGAE. Ha sido acusado de incluir en sus publicaciones (libros y tesis doctorales) contenidos de autores como Paul Auster, Ray Loriga o Benjamín Prado, pero también de juristas como David Bravo que han estado como parte contraria en procedimientos judiciales en materia de propiedad intelectual.

SGAE anuncia que va a abrir una investigación para aclarar lo sucedido, pero la repercusión pública de una situación tan absurda e irónica absurda agudiza aún más la crisis crónica de la entidad.

Readmisión de Warner, EMI y Peer Music en la junta directiva de SGAE

Las multinacionales Warner, EMI y Peer Music fueron expulsadas de la junta directiva de SGAE a finales de 2017. Esta decisión fue impugnada en tribunales por las editoriales y finalmente, el pasado 17 de enero de 2019, la Audiencia Provincial de Madrid ha dictaminado que estos tres editores deben ser reintegrados en la junta directiva.

El problema es que la junta directiva de la que fueron expulsadas es diferente a la actual, que ya ha dicho que no acepta esta resolución judicial.

 

La música y la cultura no se merecen estar vinculadas a tanto despropósito. Estos problemas están absorbiendo la energía de muchos creadores y profesionales de las industrias creativas. Deseamos que de una vez empiecen a llegar soluciones efectivas. Por otro lado, y al margen de consecuencias jurídicas, no debemos olvidar que todo este enredo no habría llegado tan lejos si dispusiéramos de un mercado cultural sano e independiente, y para ello el público tenemos más influencia de la que pensamos. Y esperemos que la música vuelva a la televisión de verdad, desterrando los usos mediocres que han servido para lucrar a algunos.

 

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