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Hace unas semanas analizábamos la problemática en el reparto de royalties en la industria musical y propusimos como una posible solución (que no única) el aumento de las tarifas del streaming. Pues, tan solo un par de días después, Spotify anunció que subía su tarifa de suscripción por primera vez en 14 años. Un acontecimiento que nos hace preguntarnos ¿Afectará este aumento de precio de la suscripción de Spotify al dinero obtenido por los artistas y compositores por las reproducciones de sus canciones? 

En este artículo, exploraremos las implicaciones y las repercusiones detrás de esta decisión, así como su posible impacto en la economía de la música. Y es que el consumo de música digital ha ido encaminándose hacia una encrucijada que demanda un cambio en el paradigma para afrontar todas las problemáticas que han ido surgiendo.

Un pago justo a los creadores de música, recuperar un valor real de las canciones (desde hace años el valor económico de las canciones se ha reducido), un reparto más equitativo y transparente para todos los profesionales de la industria son varios de los desafíos que tienen que afrontar estas plataformas de streaming. 

Y ahora se enfrentan a ellos buscando un equilibrio que parece muy complicado de conseguir. Por un lado aumentar los precios de la suscripción sin perder clientes por el camino para que el consumo digital se mantenga en crecimiento y, por el otro, hacer que el streaming pague más a los creadores de música. Esto es recuperar un valor más real de la música. 

Este cambio de precio ha debido ser complejo en las oficinas de Spotify porque recordamos que la plataforma no ha subido nunca los precios por una cuestión de competencia con otras plataformas donde la música puede ir a pérdidas como Apple o Amazon. Y tampoco los ha subido porque un porcentaje alto de consumidores de música no están dispuestas a pagar mucho más por ella debido a los ecos del pasado de la piratería.

¿Qué implica este cambio de precio en la tarifa de suscripción de Spotify? 

El aumento del 10% en la suscripción mensual de Spotify es, y será, uno de los temas candentes de la industria este año en la comunidad musical. Pasar de 9.99 a 10.99 puede parecer un pequeño cambio, pero plantea preguntas más profundas sobre la economía detrás del streaming y la distribución de los ingresos generados.

Primero, supone pasar la barrera psicológica de 10 euros, una de las barreras más evidentes a salvar en la era del marketing digital. Para la mayoría de expertos supone un gran reto superarla y habrá que comprobar cómo responde el consumidor. Si la respuesta es positiva veremos mayores subidas en la suscripción en los próximos meses y años.   

Y es que está subida para la mayoría de profesionales de la industria es insuficiente y va a repercutir poco o nada en los royalties obtenidos por compositores y artistas, pero abre una primera puerta en la búsqueda de un pago justo para los creadores.

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¿Por qué sube el precio Spotify? 

Por una razón de inflación y valor real de la música. Para Paul Clement, director ejecutivo de la Asociación de Editores de Música en Estados Unidos, el hecho de no aumentar los precios de suscripción durante 15 años ha depreciado en cierta medida el valor de la música por usuario pagado. Para referencia, algo que costaba 9.99 en 2001 costaría 17.87 hoy.

Y por una cuestión económica interna porque este aumento de precio se produce después de que Spotify redujera significativamente su división de podcasting en junio de 2023 y después de que la compañía haya anunciado pérdidas operativas de €156 millones en el primer trimestre de este año. 

Además, las acciones de Spotify cayeron un 14% el 25 de julio, el día después de anunciar la subida de precio. 

Aunque Spotify alega que este aumento se destina a mejorar la experiencia del usuario, no ha mencionado en ningún momento explícitamente cómo esto beneficiará a los creadores de música.

¿La subida de precio mejorará el reparto de royalties para artistas y compositores? 

Una de las cuestiones fundamentales es cómo se distribuyen los royalties o regalías entre los artistas, compositores y las propias plataformas de streaming. 

Actualmente, el reparto del pastel del streaming entre editoriales, discográficas y plataformas no está del todo claro y en cada parte del mundo es distinto, pero aproximadamente el reparto por suscripciones quedaría así: 

  • 30% Plataformas de streaming  
  • 55% Discográficas y distribuidoras digitales 
  • 15% Editoriales 

De este reparto, los artistas y compositores tendrán que negociar con sus discográficas o distribuidoras y con sus editores musicales los porcentajes que van a recibir ellos de los derechos generados. 

Como podemos comprobar, el reparto del pastel del streaming es muy complejo e intervienen, además de muchos factores, muchas bocas distintas de la industria. Por lo que la subida de un euro en la cuota de suscripción, para muchos expertos como Annabella Coldrick, chief executive del Music Managers Forum, aunque necesaria, la ve insuficiente para que exista un cambio notorio en los ingresos obtenidos por los artista y compositores.

Y como hemos dicho, los ingresos generados por el streaming no están determinados únicamente por Spotify, sino que también se ve afectada por los términos de los contratos discográficos o editoriales que los artistas y compositores han firmado.

Por lo que si el artista ha firmado un mal contrato musical será muy complicado que vea un aumento significativo de sus ganancias por streaming ni ahora ni en futuras subidas.

Aún así, las grandes voces de las majors discográficas celebran esta subida de precios de las plataformas de streaming y, esperan, que estas sigan aumentando la tarifa de suscripción en búsqueda de un equilibrio económico que deje satisfecho a todas las partes de la industria.

Sobre ello habló Robert Kyncl, recientemente nombrado CEO de Warner Music: “vemos estos aumentos iniciales de precios como un comienzo alentador. No hay evidencia de que las plataformas digitales estén experimentando niveles elevados de abandono de clientes. Creemos que el mercado soportará más aumentos de precios en el futuro, y esperamos que lleguen con una cadencia más regular que en el pasado”.

Conclusión 

Para algunos profesionales de la industria este aumento de la tarifa repercutirá en los ingresos obtenidos por los compositores de música. Para otros, es notoriamente insuficiente y solo abre un camino amplio de cambios que hay que realizar para mejorar el pago justo por crear música. Empezando por aumentar la transparencia de cómo se distribuye el dinero obtenido por las plataformas.

El aumento de precio de Spotify no es solo un cambio en las tarifas, sino que arroja luz sobre cuestiones más amplias en la economía de la música en streaming. Mientras los artistas, compositores y la industria en general siguen analizando las implicaciones, queda por ver cómo este cambio afectará la forma en que se comparte y se valora la música en la era digital.  

En última instancia, el aumento de precio de Spotify es un recordatorio de la importancia de considerar el equilibrio entre la rentabilidad de las plataformas y la justa remuneración de los creadores de música. 

Borja Martin

Marketing & PR en SFTL

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