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Además de convertirse en una de las mayores artistas de toda la historia de la música y realizar la gira más rentable de la industria, Taylor Swift está revolucionando el negocio de la música convirtiéndose en referente para otros artistas al poseer el control de sus grabaciones, así como la titularidad de todas sus obras musicales. Este hecho, Este hecho, sumado a la democratización de la información del derecho musical, está provocando una redefinición de los contratos musicales en la industria musical y que muchos artistas, sobre todo mujeres jóvenes, están empezando a negarse a firmar contratos que cedan el control total de las obras a las compañías discográficas.

Taylor comenzó una ofensiva al regrabar sus seis primeros álbumes (¿Por qué Taylor Swift está grabando de nuevo sus primeros álbumes?), consiguiendo firmar un acuerdo favorable en 2018 con Republic Records, parte de Universal, en el que una condición inamovible era que ella fuera la propietaria de sus futuras grabaciones maestras y las cediera bajo licencia a la discográfica. Esta ofensiva marcó un hito en el negocio de la música, desde entonces, muchos artistas han seguido el ejemplo de Taylor Swift y están regrabando sus canciones.

Tal y como cuenta The Guardian, tras el éxito indiscutible de la maniobra de Taylor, muchos artistas jóvenes que están despuntando ahora -especialmente las estrellas femeninas del pop, históricamente entre las figuras más explotadas de la industria musical-, están siguiendo el ejemplo de la estadounidense poniendo especial atención en los contratos que firman, conocedores de lo importante que es ser titular de sus grabaciones.

El diario inglés pone de ejemplo el caso de Olivia Rodrigo que estableció como requisito previo la titularidad de sus masters antes de firmar con Geffen Records (también parte de Universal) en 2020, citando a Swift como inspiración directa. En 2022, Zara Larsson recompró su catálogo de música grabada y creó su propio sello, Sommer House. Y en noviembre de 2023, Dua Lipa adquirió su editorial a TaP Music Publishing, una división de la empresa de management que abandonó a principios de 2022.

La democratización de la información, otra clave

Los artistas y sus managers son más conscientes y disponen de mucha más información que en cualquier otro momento de la historia, por lo que las posiciones de negociación se han equilibrado y, por ende, ha comenzado una recalibración entre artistas y compañías a la hora de firmar contratos musicales. Esto es resultado directo de la democratización de la información sobre el complicado mundo del derecho musical y de Propiedad Intelectual.

Como comenta Eamonn Forde en el artículo de The Guardian, a principios de la década de 2000, la información sobre el negocio musical era muy esotérica y reservada y solía limitarse a las páginas de publicaciones especializadas o a los libros de Donald S. Passman.

En la actualidad, el acceso a la información es mucho más sencillo y existen varios medios mundiales que reúnen toda la información importante del negocio de la música. Entre ellos nosotros, claro, SFTL, que llevamos muchos años acercando los secretos del negocio de la música en español publicando cientos de artículos, guías y webinars que se han convertido en herramientas clave para muchos artistas y profesionales para entender el funcionamiento de la industria musical.

Conclusión

Esta hoja de ruta de las grandes artistas puede marcar el futuro próximo en la industria discográfica ya que, esta, tiene que adaptarse a los nuevas peticiones y preocupaciones en los contratos de sus artistas, sobre todo en el grado de control de la titularidad de las obras musicales.

Recordamos que hay dos tipos de derechos en juego: los derechos de las grabaciones maestras de la obra de un artista y los derechos de composición, conocidos como derechos editoriales. Por si te queda alguna duda te compartimos nuestra guía para entender los derechos de autor en la música.

Dentro del mundo editorial (aquí entran los derechos de composición), el sector se adelantó a los acontecimientos y la mayoría de los contratos de edición suelen basarse en licencias exclusivas o en periodos de retención de los derechos por unos años. Las editoriales musicales han pasado de ser propietarios a gestionar los derechos de sus músicos y compositores.

Pero dentro del mundo discográfico (los derechos de las grabaciones maestras) no siempre es como en el sector editorial y, aunque cada vez hay más casos donde los artistas poseen la titularidad de sus obras tras negociar con los sellos, otros siguen dispuestos a cederla porque creen que puede ser su única oportunidad de triunfar.

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