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Scott Cohen, cofundador de la distribuidora The Orchard y, más recientemente, ejecutivo de Warner, se convirtió el año pasado en el CEO de JKBX. Su visión del futuro ya se puso a prueba cuando fundó la primera distribuidora digital mundial y ahora, con JKBX, su nuevo proyecto, pretende que la industria musical dé el salto que le corresponde en el mercado: creando el primer modelo de compra de acciones de canciones o del catálogo de artistas.

Cohen tuvo una conversación en Primavera Pro hace unos meses y dijo que “todo el mundo puede comprar acciones de Tesla, Sony… pero nadie puede comprar stock del catálogo de Justin Bieber”. Esta es la premisa para su nuevo proyecto que aboga por la compra e intercambio de activos de catálogos de artistas: “Creemos que los artistas deben ser pagados aunque no tengan los royalties de su catálogo. Si la gente invierte en acciones de sus canciones, seguirán recibiendo dinero”.

“No hay obligaciones de royalties: no estamos tocando música. Estamos comerciando los royalties provenientes de los streams y no tenemos ninguna obligación contractual con los artistas. Simplemente es lo que había que hacer. […] Si la música se comercia, ¿no deberíamos encontrar una manera para incluir a los artistas y autores?”

Recientemente, ha añadido que JKBX también lanzará un “fondo para creadores” que pagará directamente a los artistas y autores.

Este modelo transformador tendrá una interfaz en la que comprar una acción será tan fácil como seleccionar la canción y, en vez de darle al play, hacer clic en “invertir”, y la plataforma revelará los datos como el precio por acción o los beneficios de los últimos tres años.

La compra-venta de catálogos no es algo nuevo, el mismo Bob Dylan vendió su catálogo el año pasado por cientos de millones de dólares a Universal, por ejemplo, o Imagine Dragons a Concord Music, incluso Elvis vendió su catálogo a RCA en los 70. La novedad que introduce Cohen es incluir a los oyentes para que tengan también la oportunidad de ser propietarios de una parte de la música que ya consumen.

¿Crees que esta nueva forma de inversión en la música será un modelo a seguir para otras empresas? ¿Crees que es una oportunidad para los artistas? ¿O quizás un nuevo obstáculo?

¿Sería un negocio viable en España?

Lo cierto es que la regulación en España limita que se replique este modelo, ya que no se puede comprar una obra, debiendo además salvaguardar los derechos morales de sus autores. De momento parece que la opción puede pasar por un contrato de cesión de crédito.

 

Autora: Elena Monge

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