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Explicamos la figura del videoclip, su importancia actual dentro la industria musical, las implicaciones legales, quiénes son los autores, propietarios de los derechos, cómo se monetizan los videoclips y algunos consejos para la producción ejecutiva de los vídeos. Este artículo forma parte de nuestra serie de guías legales analizando la relación de la música con el mundo audiovisual, entrando en temáticas fundamentales para comprender y aprovechar las oportunidades del contexto que vivimos, tal como ya hemos hecho con las guías sobre music supervisors o la red social de vídeos TikTok.

Todos sabemos en qué consiste un vídeo musical. Hemos visto millones de ellos: primero en la tele generalista y en canales especializados como MTV, más tarde en YouTube y redes sociales. Pasan los años y cambian los formatos de distribución (vinilo, cassette, streaming, etc), los hábitos de consumo musical y hasta los estilos predominantes. Sin embargo, los videoclips se mantienen como producto imprescindible en la industria, incluso aumentando su protagonismo e importancia en los últimos tiempos.

Papel del videoclip en la industria musical

Durante muchos años los videoclips han sido un instrumento para promocionar a un artista y el lanzamiento de nuevas canciones. Y desde la caída de las ventas físicas y auge del streaming, también pueden llegar a ser un activo para generar ingresos. Como producto audiovisual, tradicionalmente han estado más del spot publicitario que de una obra cinematográfica; pero con el enorme desarrollo tecnológico que hemos experimentado (baste trastear un poco con las herramientas de video de cualquier smartphone), junto a la enorme importancia de las redes sociales y el boom de las plataformas de contenidos, las tornas están cambiando.

Resulta impensable que un artista musical no le conceda importancia a la proyección visual de sus canciones. Y no solamente por el valor artístico, también porque los videoclips son una herramienta fundamental para el marketing y desarrollo de la carrera de la banda. Por ejemplo, el grupo OK Go ha convertido sus singulares y espectaculares vídeos en su emblema, llegando a eclipsar incluso a la propia música. 

¿Quiénes son los autores de un videoclip? 

Lo primero que debemos saber es que un videoclip es una obra audiovisual y la legislación se ocupa de indicar quiénes son sus autores: el director-realizador, el guionista y, por su supuesto, el autor/res de la música que protagoniza el vídeo. 

¿Un guionista? Aunque habitualmente no incluyen diálogos, sí hay un desarrollo de argumento y de ritmo narrativo del vídeo, lo cual justifica que se reconozca la autoría del guionista. 

En cuanto al director-realizador (y el director de fotografía, el gran olvidado), su trabajo es crucial para el resultado final del videoclip, sobre todo teniendo en cuenta que es una obra basada en imágenes no dialogadas.

Cada vez más directores de cine se animan a dirigir contenido musical.  Por ejemplo, Mike Mills (director de la última película de Joaquin Phoenix “C´mon C´mon” dirigió el fantástico corto publicado por The National con ocasión del lanzamiento de su disco “I Am Easy To Find” en 2019. Por cierto, la música de la película la han compuesto, a ver si lo adivinan… por supuesto, los hermanos Dessner (The National, Big Red Machine).

Otros como Spike Jonze (Her, Being John Malkovich) consiguió su oportunidad de dirigir en la gran pantalla gracias a su prolífica carrera como director de videoclips de un sinfín de artistas y bandas míticas como Björk, Weezer, Beastie Boys, Pavement, R.E.M, Fatboy Slim, LCD Soundsystem, Kanye West o Arcade Fire

También hay muchos artistas que escriben y dirigen sus propios vídeos, como las estrellas del pop Halsey o Sia.

Pero, ¿quién es el propietario de los derechos sobre un videoclip? 

El punto clave es saber quién promueve el videoclip o bajo la iniciativa de quien se va llevar a cabo, que a menudo es la persona o empresa que pone el dinero para producirlo. Así pues, emerge la figura del productor del videoclip.   

¿Y quién pone el dinero? Puede ser la discográfica, el propio artista o una aportación mixta. A día de hoy no se puede decir que un videoclip tenga un afán propiamente lucrativo, al tratarse de una herramienta promocional accesoria al producto principal. Pero ello no quita que el productor aspire a recuperar parte de la inversión de manera directa (como veremos más adelante) o indirecta (gracias al aumento de visibilidad y fama del artista, que pueda repercutir en mayores streams, más contrataciones para shows y mejores ventas de entradas para sus conciertos). 

Una vez acabe el trabajo, los derechos desembocarán en favor de quien haya encargado el videoclip, tal y como ocurre con un spot publicitario o cualquier otro tipo de campaña de marketing. 

En muchos casos, se suele contar con los servicios de una productora audiovisual que lleve a cabo la producción ejecutiva y, como es el caso de la aclamada productora barcelonesa Canada (ha producido videoclip de Dua Lipa, Tame Impala, Rosalia, Foals, entre otros), también la artística. En su caso, cuentan con un equipo de directores, fotógrafos y creativos que desarrollan todo el proceso. 

¿Qué papeleo se necesita para rodar un videoclip?

Si estás pensando en rodar un videoclip homemade, o si vas a participar o encargar uno, hay varios aspectos a tener en cuenta. 

El primero, la cesión de derechos de los intervinientes. Cualquiera que aparezca en pantalla debería firmar un documento de cesión de derechos sobre su interpretación (derechos de propiedad intelectual) y por supuesto, sobre sus derechos de imagen. La cesión debería ser tan amplia como la explotación que se pretenda. Dado que lo más probable es que el video acabe en YouTube o Vimeo deberá ser una cesión sin límite territorial, es decir, mundial. Y aunque la vida de videoclip pueda llegar a ser limitada, lo usual es que el productor del vídeo quiera retener los derechos por el mayor tiempo posible. 

Otro aspecto clave es garantizar que la localización del rodaje no va a ser un problema. Si se rueda en una propiedad privada, es más que recomendable firmar un contrato específico para tal fin, con cesión de derechos incluida. Y si se rueda en la vía pública, dependiendo de la localidad, será necesaria la obtención de una licencia, comunicación previa o declaración responsable. En ocasiones, previo pago de una tasa. Es recomendable, estudiar la situación y las localizaciones que son más interesantes ya que estos trámites pueden decantar la balanza en favor de una u otra.

Y por supuesto, es fundamental regular correctamente en un contrato completo y claro los derechos de los autores y productores sobre el trabajo final y los ingresos que pueda generar.

¿Cómo monetizar un videoclip?

La respuesta es sí, principalmente a través de YouTube. Las visualizaciones del video permiten al autor y/o artista generar royalties. Además hay que contar con la posibilidad de generar ingresos por insertar publicidad en el propio video antes de su reproducción. Sin embargo, la paradoja es que lo que genera los royalties no es el video en sí, sino la música. 

Otra forma de generar presupuesto para el videoclip es introducir product placement. El emplazamiento de producto consiste en incluir o mostrar un producto dentro del vídeo de manera orgánica, es decir, sin necesidad de que haya una mención explícita a su presencia. Como bien sabemos, las marcas siempre están abiertas a colaborar con artistas por el engagement y la capacidad de influencia que estos tienen con los consumidores.

Conclusión

En definitiva, en el contexto musical actual, es indudable el impacto que puede causar en la carrera de un artista, un buen trabajo en el plano audiovisual. Hasta tal punto que una canción consiga alcanzar la categoría de hit gracias a su video musical. Y si no, que le pregunten a Nathy Peluso y C. Tangana.

Si tienes dudas legales o si necesitas apoyo para la producción ejecutiva de videoclips, gestión de derechos o negociación de contratos podemos ofrecerte más información sin compromiso sobre los servicios de Sympathy for the Lawyer en este enlace.

#elderechoalamúsica

Autor: Álvaro Marín

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